lunes, 19 de mayo de 2003

Judas era un bendito


La verdad es que me están haciendo un lío con tanto revisar el pasado para darle nuevas interpretaciones, y con tanto neohistoriador volviendo patas arriba lo que, en tu ingenuidad ingenua, creías atado y bien atado. En los últimos tiempos se ha puesto de moda destripar la Historia que uno creía probada, o aceptaba por tradición y tenía como referencia, y al final resulta que no te crees las nuevas interpretaciones pero te hacen polvo las viejas; con lo que terminas más despistado que Javier Arzalluz en una democracia. Y es que, según para qué, a veces vale más una vieja y sólida mentira que una nueva verdad coyuntural y dudosa. Al final, casi siempre da lo mismo: salvo honradas y contadísimas excepciones, todo suele reducirse a que el neohistoriador trinca del pesebre de una autonomía, o pretende escribir un libro que escandalice y epate, o un suplemento dominical le ha encargado algo con garra. En el lado opuesto, entre lo respetable, hasta mi admirado Henry Kamen, que además de perro inglés es historiador reconocido, y cuya biografía de Felipe II recomiendo mucho en esta página pecadora, ha dedicado un nuevo libro de setecientas once páginas a demostrar que la creación del imperio español de los siglos XVI y XVII fue un fenómeno de globalización donde el mérito, más que de los de aquí -en realidad sólo miraban-, fue de portugueses, flamencos, italianos, chinos, aztecas y hasta de los mismos ingleses. Lo que no le discuto yo a Kamen, por Dios. Pero acojona.

Otra figura que está sometida a revisión histórica en los últimos tiempos es la de Judas. Como lo oyen. Iscariote, Judas. Nacido en Judea, soltero, zelote, suicida, tesorero de Jesús, por más señas. Y ahora resulta que, según neohistoriadores expertos en la Biblia y en literatura cristiana primitiva, la idea que tenemos del fulano es errónea. Porque mi primo no fue tan malo ni avaro ni traidor como creíamos. Niet. Tras analizar las rigurosas fuentes históricas disponibles -me refiero a los Evangelios-, ciertos estudiosos han llegado a la conclusión de que Judas era buen chico, aunque algo introvertido, y un administrador tan eficiente que Jesús le encomendó la cartera de Hacienda de su gabinete. Además, gestionó tan bien el asunto de los gastos y las dietas que los Doce se patearon Judea con el Maestro sin privarse de nada -los panes y peces iban de gañote- y hasta sobraba para dar limosna. Lo que pasa, y juro por mis muertos que cito conclusiones publicadas por los llamados expertos, es que Judas tenía mucha conciencia política. O sea. Era judío ultranacionalista como los que ahora votan a Sharon, y no le perdonaba al Maestro que fuera tan manso en vez de sublevarse contra los imperialistas yanquis. O romanos. A este respecto, un catedrático de la Complutense afirmaba hace unos días que lo de Judas con Jesús fue, más o menos, como el asesinato de Yoyes por ETA. Aunque no falta quien relaciona semánticamente Iscariote con sicario, y deduce que en realidad era un infiltrado del Sanedrín, o del Pretorio: un topo Gigio. Personalmente, la versión que más me pone es la de un biblista que sostiene que Judas no se suicidó, sino que los otros discípulos, al enterarse de la traición del colega, le dieron las suyas y las de un bombero. Bang, bang. Vendetta.

Y es que parece mentira, ¿no? Tantos siglos sin que nadie se fijara en esos detalles, y ahora en cosa de cinco o seis años, hala. Todo a replanteárselo uno. Me resisto a pensar que se deba a que nos hemos vuelto tan superficiales charlatanes que cualquier gilipollez, por peregrina que sea, la tomamos en serio. Pero no creo. Sin duda lo que pasa es que ahora somos más sabios e imaginativos. Deben de ser las nuevas técnicas, el carbono 14 aplicado a la Informática, o algo así. La cultura como movimiento uniformemente acelerado. Sin excluir, claro, el morro de algunos. Yo mismo tengo varias ideas al respecto. Cuando se me acabe rollo y no se me ocurran más novelas para ganarme la vida, pienso dedicarme a revisar Historia usando como fuente documental los suplementos dominicales, Internet y los tebeos de El jabato. Sacar del armario al Cid y a su íntimo capitán Alvar Fáñez, por ejemplo, es uno de los asuntos que tengo previstos, antes de que me lo pise alguien. Desmontando, por puesto, el patinazo histórico de Menéndez Pi al llamar machote y Cid a Rodrigo Díaz de Vivar -Sidi, en morapio- cuando está documentalmente probado por un cuñado mío que lo que decían los moros y los amigos era Sisí.

18 de mayo de 2003

3 comentarios:

Udi dijo...

Aquí ---> http://udi414.blogspot.com/2011/01/otros-evangelios-completo.html
Algo más sobre el personaje.
Saludos !

nieves dijo...

no, judas era de los malos

GatitaSonriente dijo...

Francamente , de los historiadores de estos tiempos no nos podemos fiar , un día te dicen esto y al siguiente nos dirán que Gandhi era un asesino en serie .
Con este artículo se me han abierto los ojos , y me he dado cuenta de que ya nada es lo que parece , que nuestro mundo desconfía de todo.
Uno ya no puede ni aferrarse a su fe , por miedo a que vengan unos cuantos científicos e historiadores y nos la desmonten .